La actividad física
y el bienestar físico, psicológico y social.
Sobre
la base de los resultados de las investigaciones realizadas hasta el momento se
puede asegurar con cierta certeza que la actividad física, el ejercicio o el
deporte constituyen un factor importante en la salud de las personas.
Algunos
de los beneficios que el ejercicio físico proporciona a nivel fisiológico son,
por ejemplo: el aumento del bombeo sanguíneo al corazón, el incremento de la
capacidad pulmonar, la disminución de la presión arterial, la reducción del
riesgo de ataques coronarios, etc.
Otros
de los beneficios del ejercicio físico practicado con regularidad y en la
medida adecuada a nuestras condiciones son: la mejora del sueño, la reducción
del nivel de grasa corporal, la mejora del tono muscular, etc. Pero además,
integrando en nuestra vida el ejercicio físico sistemático, obtenemos
beneficios también a nivel psicológico y emocional como por ejemplo: mejora en
la autoestima, aumento de la autoconfianza, compensación del exceso de tensión
y estrés, disminución de estados depresivos y de ansiedad, etc.
Hábitos saludables relacionados con la actividad
física.
Antes,
durante y después de la práctica de ejercicio físico se debe tener en cuenta
una serie de hábitos para que dicha práctica sea saludable y para disminuir la
probabilidad de lesiones.
Antes del ejercicio
· Escoge una vestimenta cómoda y que permita la
transpiración. Cuidado con las prendas que te pueden irritar la piel con el
roce. Cuando las temperaturas son bajas debes llevar prendas térmicas o con
efecto aislante.
· Utiliza un calzado apropiado a la actividad que
practiques. Algunos dolores o alteraciones tanto musculares como óseas se deben
al uso incorrecto de las zapatillas (la típica moda de llevarlas desatadas). Es
importantes que las zapatillas deportivas reúnan las siguientes
características:
· Que se adapten a tu pie y eviten que éste se mueva
dentro de la zapatilla provocando inestabilidad al pisar y rozaduras. Para ello
es necesario que las lleves siempre atadas.
· Que amortigüen los impactos contra el suelo al
saltar o correr. Esto evitará las inflamaciones de tendones como de periostio
(vaina que recubre los huesos).
· Que permitan la transpiración del pie. La
presencia de humedad por la transpiración puede causar problemas de hongos y
malos olores.
· Que tengan cierta flexibilidad y no pesen
demasiado, provocarían fatiga muscular.
· Calienta correctamente en función de la actividad
que vayas a realizar. Ya sabes que el calentamiento es fundamental para que el
organismo se prepare gradualmente y para evitar lesiones.
· No comas nada al menos dos horas antes de realizar
ejercicio físico: corres el riesgo de sufrir un corte de digestión.
Durante el ejercicio
· Inicia siempre la actividad de forma suave y
progresiva. Si comienzas fuerte de golpe, tu organismo no rendirá adecuadamente
y tendrás peligro de lesionarte.
· Bebe abundante líquido si vas a estar haciendo
ejercicio durante un tiempo largo o si hace calor.
· Dosifica tu esfuerzo. Valora tu estado físico y
tus posibilidades en función del tipo de actividad y su duración. Puedes
controlar la intensidad de tu esfuerzo comprobando tus pulsaciones.
· Respira adecuadamente: mantener un correcto ritmo
respiratorio cogiendo siempre el aire por la nariz nos permite rendir
adecuadamente y prevenir el flato.
Después del ejercicio
· Higiene corporal.
Puedes tomar un baño una ducha, pero la ducha arrastra mejor la suciedad y suele
tener un efecto más relajante.
La
temperatura del agua no debe ser muy fría ya que los poros se cierran y al
salir, continuamos sudando. Los cambios de temperatura ya eran utilizados por
los romanos, puesto que producen un efecto favorable para la circulación.
Después
de la ducha es importante asegurarse de que el cuerpo esté bien seco (suele
quedar humedad entre los dedos).
Por
razones de seguridad, ante posibles contagios, no debes compartir toallas ni
usar las que hayan sido utilizadas por otras personas.
· Abrígate al terminar si hace frío: tu cuerpo
pierde gran cantidad de calor y puedes resfriarte.
· Dedica unos minutos a que tu cuerpo vuelva a la
normalidad y se recupere adecuadamente: realiza ejercicios de estiramiento,
relajación o respiratorios.
· Bebe líquidos para recuperar el agua perdida a
través de la sudoración. Puedes utilizar bebidas específicas para recuperar
hidratos y sales minerales.
· Si la actividad ha sido muy intensa, procura que
la siguiente comida sea rica en hidratos de carbono.
· Conviene visitar al médico cuando tengas alguna
lesión. No te automediques.
Fuente:
e-ducativa:catedu.es
Imagen 1: ungs.edu.ar
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