A
la hora de trabajar con un grupo de niñ@s debemos saber de antemano cómo vamos
a organizar ese grupo. Como en todo, no existe una organización válida y
universal que funcione siempre, sino que la organización de ese grupo dependerá,
principalmente, de 3 variables. A saber: el/la maestr@, l@s alumn@s y los
contenidos a trabajar. También dependerá en buena medida de otros factores como
el espacio y la actividad a realizar.
En
función de la duración del grupo
podemos organizar grupos estables o de larga duración, y grupos ocasionales o
de duración corta. Los primeros tienen como ventaja la facilidad de
organizarse, pues como son grupos preestablecidos, apenas perderemos tiempo en
convocar a sus componentes; los segundos tienen como principal ventaja la
motivación de trabajar con gente nueva y el que no se vicie el grupo, esto es,
que se terminen estableciendo roles (el/la que trabaja siempre, el/la que vive
de l@s demás, …).
En
función de quién determina la
formación de estos grupos, observamos los que están formados por l@s propi@s
alumn@s, y los formados por el/la maestr@. Las vetajas del primero son la
implicación de los discentes, pues ell@s son l@s protagonistas; en cuanto a las
ventajas de los segundos tenemos la homogeneidad de los grupos y la
no-exclusión de ninguno de sus miembros.
En
cuanto al tamaño de los grupos
podremos contar con participación individual, por parejas, pequeños grupos y
gran grupo. Todos tienen ventajas e inconvenientes. Lo ideal es modificar el
tamaño de los grupos en función de otras variables.
En
cuanto a la distribución por el espacio
tenemos: en columnas, en circunferencia, en “U”, aleatoria…
Partiendo
de lo anterior, el papel del/a
maestr@ puede cobrar diferentes valores, que van desde la instrucción directa
hasta la de mediador/a de los aprendizajes. Su ubicación puede ser tanto interna como externa al grupo,
dependiendo del papel que desee jugar en la actividad o de lo que desee que hagan
sus pupil@s.
El
curso pasado debía buscar la forma de organizar el grupo de alumn@s de 1º del
que era tutor. Rosa, la orientadora del centro, me ofreció una herramienta que
me ayudó mucho a la hora de buscar unos criterios para organizar esos grupos.
Diseñé una tabla de doble entrada en donde pretendía organizar a est@s niñ@s en
función de dos parámetros, cada uno de estos parámetros dividido en 2 ó 3
particularidades. En el ejemplo de abajo he diseñado una tabla como aquella,
cambiando los parámetros. En este caso son, uno, el nivel académico del/a
alumn@, y dos, el nivel de integración en el grupo (popularidad).
Teniendo
en cuenta el número de alumn@s (en este caso 24) y el número de grupos que
deseaba (4) inquirí la forma de obtener 8 alumn@s que atendieran al primer
parámetro, y el resto que atendieran al segundo. Debemos tener presente esto
antes de comenzar a cubrir la tabla.
En
el supuesto de esta tabla, en cuanto al primer parámetro, el nivel académico
del/a alumn@, lo que busco son los extremos: si es muy buen@ ó si, por el
contrario, le cuesta alcanzar un nivel mínimo aceptable.
En
cuanto al segundo, el nivel de integración en el grupo, busco las relaciones
que se establecen entre ell@s: a quien buscan más, quien está más “descolgad@”,
quienes no pueden estar junt@s (que a
veces también sucede)... Esto podríamos saberlo por medio de la observación
y conocimiento del grupo o por medio de un sociograma en el caso de que
llevemos poco tiempo con el grupo o deseemos contrastar las relaciones
existentes entre ell@s. Más adelante hablaremos de los sociogramas, pero ya
será en otro post.
Una
vez establecido el primer filtro
(atender a uno de esos dos parámetros), obtenemos una tabla en la que l@s
alumn@s tienen coloreada una sola casilla, en este caso, azul o naranja si
atiendo al nivel académico; ó verde, amarilla o roja si atiendo al nivel de
integración dentro del grupo. Es el momento entonces de pasar el segundo filtro. Dentro de esa casilla
coloreada escribo un signo más (+) o un signo menos (-) atendiendo al otro
parámetro de la tabla, buscando siempre los extremos, esto es, obviando el
término intermedio.
Si
prestamos atención la tabla observamos que el/a “alumn@ 1” sería un/a niñ@ que necesitaría ayuda del grupo para
elevar su nivel académico y, además, el signo positivo (+) nos indica que es
alguien con una buena aceptación dentro del grupo. Atendiendo a esta
información podríamos situarl@ en un grupo donde haya alguien con un buen nivel
que pueda ofrecerle ayuda en un momento determinado, y también sabremos que, en
principio, no tendría problemas de relación con ningun@ de sus compañer@s, por
lo que podría pertenecer a cualquier grupo que cumpla el requisito anterior.
Otro
ejemplo sería el/a “alumn@ 2”, el cual aparece en la tabla como rojo (poca
aceptación por parte de sus compañer@s) y menos (bajo nivel académico). Su
ubicación sería similar a la del/a “alumn@ 1”, teniendo en cuenta, además, con
qué alumn@s podría presentar problemas de relación para no ubicarlos en el
mismo grupo.
Una
vez finalizada la tabla e interpretada la información en ella recogida,
estaremos en disposición de ubicar a nuestr@s niñ@s en los diferentes grupos,
como en el ejemplo del dibujo.
Esta
es una de las muchas formas de hacer grupos. A mí, el curso pasado, me había
dado un buen resultado. Para hacer vuestros propios grupos podéis ayudaros de
unas tablas como ésta, adaptando los parámetros, o de otras herramientas, las cuales deberéis escoger siempre en función de las variables destacadas al inicio
de este post.
Autor
pictogramas: Sergio Palao - Procedencia: ARASAAC (http://catedu.es/arasaac/) - Licencia: CC (BY-NC-SA)
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